El pasado 3 de julio, tuvo lugar en el Archivo Histórico Municipal del Ayuntamiento de Úbeda, la presentación del que en el futuro será el monumento a la Semana Santa de Úbeda. Dicho proyecto se encuentra dentro de las obras de rehabilitación y regeneración integral de la calle Corredera de San Fernando, enmarcándose dentro de la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado (EDUSI), financiado con Fondos Feder.
El autor del boceto de la escultura es obra de Alfonso Ruiz Esteban, escultor-restaurador que tiene su taller Tecno-Restauro en Úbeda. Ha realizado numerosas restauraciones en nuestra ciudad, tales como María Santísima de la Amargura de la Cofradía de la Caída, el grupo escultórico del Santo Entierro, Jesús Resucitado, el Cristo de la Noche Oscura o Nuestro Señor en La Columna entre muchas otras. Además es el autor de la imagen de San Miguel Arcangel que procesionamos cada 29 de septiembre por nuestras calles.
La escultura final, será una imagen de bronce de tamaño natural sobre pedestal de piedra, que será situada en los jardines que hay junto a la iglesia de la Trinidad. Se trata de un penitente con las características propias del Viernes Santo, que se apoya con la mano izquierda sobre una cartela en la que en la parte central encontramos el escudo de la Unión de Cofradías y con la mano derecha agarra la medalla que lleva puesta. Tras él, encontramos una luna que lleva marcada una cruz arbórea, estrellas y cuatro ráfagas. Tras la luna, encontramos el esbozo de un banderín con el lema «Úbeda, Ciudad de Semana Santa.»
ESTUDIO ARTÍSTICO-TÉCNICO
El monumento está inspirado en una escultura renacentista del artista florentino, Donatello. Concretamente en –San Jorge- representando como guerrero con alto escudo una vez que ha dado muerte al dragón.
La escultura juega con tres planos visuales, estéticos y temáticos distintos; pero todo, íntimamente ligados entre sí en la Semana Mayor ubetense.
El plano medio nos muestra a un penitente como soldado o defensor de la fe, del cristianismo, de las tradiciones – con la obligación de perpetuarlas a generaciones futuras- y que se aferra con intensidad a una medalla que lo identifica como hermano en Cristo.
En primer plano, el elemento que utiliza para su protección y lucha es un escudo. Un escudo alto, a modo de talla artística de cualquier paso procesional, que nos remite al mundo terrenal, material o tangible exhibido en nuestra Semana Santa: tallas de carácter vegetal, tronos, dorados, faroles, bordados, etc. También, al folklore o acervo cultural más alejado de lo religioso que impregna todo lo relativo a la Semana de Pasión. En el centro del escudo figura –aunado- el homónimo de la Unión de Cofradías de Úbeda y el de la ciudad.
En el plano superior, se encuentra una forma circular alusiva a lo cíclico de la Semana Santa, al ciclo lunar con fase completa, a la cúpula celeste iluminada de estrellas como las coronas de nuestras imágenes marianas. Es una clara referencia a lo transcendente o espiritual con el negativo inciso de una cruz arbórea (símbolo y signo del cristiano) junto a potencias o ráfagas en número de cuatro.
Completa la parte posterior, un difuminado intento de estandarte con la leyenda: Úbeda, Ciudad de Semana Santa.
Como se puede comprobar clasicismo, barroco y movimientos estilísticos actuales; nos hablan de antiguas cofradías, centenarias, de nueva fundación o que estén por llegar.
La escultura se ejecutará, en una primera fase, modelando en barro una figura a tamaño natural. Sus dimensiones aproximadas serán de 260cm de altura, 100 cm de ancho y 80 cm de profundidad, a lo que habrá que añadir la altura de la peana entre 30-60cm según el acabado del contorno.
La segunda fase consistirá en la realización de un molde a piezas de la figura original, mediante la aplicación de siliconas y madres de escayola con las que se obtendrá el negativo de la obra.
En la fase final, los moldes indicados permitirán recrear en bronce fundido el anhelado monumento a la Semana Santa en la ciudad de Úbeda.
Úbeda disfrutará del viejo anhelo de erigir un monumento a la semana culmen de la ciudad, reconociendo el carácter único, la ingente labor religiosa, cultural, asistencial, y en general de fuerte compromiso con todos los ámbitos de nuestra sociedad.